Ahora, después de tantas tormentas de afuera

… ahora, después de tantas tormentas de afuera y de adentro, vividas sobre la incontinencia e inconsistencia de las aguas, con miedo y atormentado… ahora, comprendo que la fe tiene vocación de experiencia… que la fe no es insípida declamación de fórmulas sino encuentros fascinantes y transformante en la vida de todos los días… en estas experiencias de encuentros Contigo, Señor, he aprendido a dialogar con las noches, con las olas y con el viento, para, entonces, superar mis miedos… si me hundo con el dolor de mis hermanos, más hondo estás Tú sanando las heridas de niños, jóvenes y familias… si escalo en esporádicos momentos de consuelo, allí te encuentro abriendo el instante a nuevas plenitudes… si me siento superior o pretendo ser dueño de algo, me recuerdas mi miseria y mi poquedad para que, así, sirva en algo, desde el último puesto, donde estoy y trabajo… si me aíslo como una cápsula blindada para no sufrir, me abres a la Comunidad dando lugar a tu Palabra… siempre te encuentro más arriba y más abajo, más dentro y más fuera, Amor siempre mayor, Amor siempre menor, Tú infinito tan cercano… la #rosasinporqué experimenta la confianza al vivir plenamente la gratuidad… ¿vives cada momento como una oportunidad de encuentro?, ¿has dejado que las tormentas se te meta adentro?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 8,23-27)…