Caminamos juntos

Caminamos juntos,
en la misma dirección.
Donde Tú vas, voy yo.
Te sigo.
Y aunque no vea siempre la meta,
no me importa.
Dónde Tú vas, voy yo.
Compañeros,
nos acompañamos.
Trato de no perderte pisada,
si me canso, me esperas,
si me demoro, me tienes paciencia.

Muchas veces,
¡te quedas callado!
Tu silencio, entonces,
va conmigo día y noche,
y es tu ausencia
la que me acompaña.
En lo oscuro no te veo,
pero siento tu angustia,
latiendo a mi costado.

Se va rajando mi tierra seca
como una boca que se abre
para cantar mi sed
y recibir tu agua.

No retires, Amigo,
tu silencio.
Todavía mi certeza
no ha bebido suficiente.
¡Señor, sigue callado,
mientras juntos caminamos!

(… “la rosa sin porqué” aprendió a caminar en silencio y acompaña a la gratuidad donde esta vaya… con el Evangelio de hoy, San Lucas 8,1-3…)