¿Qué tienes que hacer?… pues ¡nada!

… ¿qué tienes que hacer?… pues ¡nada!… nada más que abrir tu corazón y tu vida a Aquél que viene como Sembrador, que esparce gratuitamente Sus semillas de gracia, amor, verdad, paz y justicia… una suerte de frenesí acapara a los incautos que creen crecer en la vida a fuerza de «hacer cosas»… y desesperan, porque enseguida comparan sus máscaras y fantasías, sin ir “más allá”… ante tanta insatisfacción y vacío con «obras propias» es preciso que levantes los ojos “más allá” y busques una altura nueva y fecunda, que sólo viene de la gratuidad… existe un horizonte más grande, un panorama renovador que sólo lo alcanzas desde la gratuidad… ¿te sientes tan mal porque no logras trabajar en lo que deseas, porque «otros» no te atienden, o porque los «responsables» te ignoran?… es lo más frecuente y casi una ley, que se cumple tarde o temprano… y sufres por considerar que has quedado marginado e infecundo, sobre todo cuando aquellos, que están “más acá”, se llevan los premios… ¡cuántos se juzgan fracasados e inútiles, porque sufren esa «desatención» indiferente!… pero la fecundidad del hombre es la obra de Dios… deja que el Semilla se siembre en tu alma y déjale germinar y obrar… no dudes de la acción divina ya que tú no puedes hacer más que “recibir”… el Señor puede ver por tus ojos, hablar por tus labios, amar por tu corazón y obrar por tus manos… deja que la gratuidad te posea y goza… la #rosasinporqué no pone resistencia a la siembra de la gratuidad, por eso amanece floreciendo tan hermosa cada mañana… ¿te dejas “sembrar” y das tiempo a que germinen las semillas o pretendes hacer de tu vida una “construcción”?, ¿cómo dispones tu corazón para la siembra?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 8,4-15)…