La gratuidad no reclama honorarios, y quien vive agradecido no pone precio a su entrega

… la gratuidad no reclama honorarios, y quien vive agradecido no pone precio a su entrega… en la gratuidad no existen los sindicatos… desde el amanecer hasta el atardecer, incluyendo la media mañana, el medio día y la media tarde, eres convocado a trabajar en clave de gratuidad… por eso el momento del pago resulta revelador cuando a los de la última hora se les entrega exactamente igual que a los primeros… se pone, entonces, en evidencia la intención más profunda del corazón y de la entrega… ¿puedes acaso tomar a mal que a los otros les den más que a ti?… el «convenio laboral» de la gratuidad estipula un «salario» no en función de las horas trabajadas, sino en función de la generosidad del donante… trabajar para los demás es un don que no tiene precio, quien no entienda esto, quien crea que debe percibir un pago por los servicios prestados gratuitamente, no ha entendido nada… la #rosasinporqué no vive comprando su salvación, no vive resentida esperando por su entrega un precio torpe y mezquino… ¿esperas que te paguen por la gratuidad de tu entrega?, ¿te pones mal porque hay muchos que reciben gratuitamente más que tú?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 19,30 – 20,16)…