Ya en el desierto de la Cuaresma

… ya en el desierto de la Cuaresma, para recuperar lo esencial, para dejar lo accesorio que resta libertad, para mirar mejor, para amar más… al iniciar una nueva jornada, antes de “salir”, junto a la “fuente”, en silencio… sabes, cada vez con mayor certeza, que no estás solo… materialmente quizá no puedas constatar lo que tus oídos y ojos espirituales te brindan… pero la Presencia, que todo lo llena, no ahorra la expresión serena y secreta de su gozo, de su unión… una hondura de paz que recibes en la permanente novedad de “Dios con nosotros”… es Amigo, es Maestro, es Pastor, es Cordero, es Esposo… sin embargo, experimentarás estar solo, en esa soledad terrible que se oculta tras los velos de una ausencia y de un dolor incomprensible… es cuando sólo puedes recordar un abandono sin sentido… sólo piensas que estás solo, ¡pero no es así!… aprovecha esos momentos de aparente abandono… hasta que la soledad auténtica se revele como Presencia inefable y el Silencio hable un lenguaje nuevo a cada instante… ¡admirable amanecer en las quietas horas abiertas al infinito!… la #rosasinporqué vive en la presencia permanente de la gratuidad, aunque muchas veces se sienta sola… ¿cuáles son las presencias significativas en tu vida?, ¿celebras las presencias y penas las ausencia?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 9,14-15)…