Vi unas manos abiertas moldear

… vi unas manos abiertas moldear lentamente la hondura de mi arcilla, entonces quise ahondar el misterio que abreva mi vasija y dejar mis manos abiertas, como en cuenco, para ofrecer su bebida… pero ayer pregunté si acaso sabrían de mis cansancios y fatigas, y oí unas manos abiertas trabajar en silencio cuando todos se dormían… pero ayer pregunté por qué nunca se me esquiva la cruz que atemoriza, y palpé unas manos abiertas enseñarle a las mías que sólo así se resucita… pero ayer pregunté por qué tal vez no hallaba al sufrimiento otra salida, y sentí unas manos abiertas sanar en sus llagas el dolor de mis heridas… hoy ya no pregunto más, tan solo miro esas manos y, entonces, abro las mías… la “rosa sin porqué” se dona, se abre, se deshoja, ama sin medida… ¿temes entregarte entero pensando que así sales perdiendo?, ¿condicionas tu entrega por las heridas que implica estar expuesto sin armadura al amor?… (con el Evangelio de hoy San Juan 15,18-21)…