Un rey desde un trono tan austero

… ¿un rey desde un trono tan austero, sin corona de oro ni manto real sobre su cuerpo?… ¿puede ser su pueblo aquellos que les conquistó el corazón sin doblegarlos haciendo de sus vidas manitos abiertas para hambrientos, sedientos, desnudos, enfermos, sin techo y presos?… Señor y Rey mío, que desde tu trono de cruz me abrazas sellando la cercanía y la distancia… Rey de las miradas amigas, que me llegan tiernas y lejanas como el respirar fresco de pozos hondos y ajenos… Rey de mis palabras, inspiradas como lluvia que dio vida a semillas enquistadas… Rey de todas las vidas recreadas sin saberlo que pisan alegres su propio sendero sin mi sangre en sus arterias, sin mi apellido en sus papeles… Rey de mi único secreto, originalidad solitaria, mañana ya engendrado en mi ayer ambiguo e ignorado… mi Rey, no tengo ni tu firma ni tu anillo, no tengo de Ti más que esta búsqueda, esta ruptura, esta distancia… cuando me recuesto a la sombra de tu cruz siempre despierto con más hambre de camino, con una ausencia más huérfana, con una pregunta más ahondada, atizado todo mi misterio por las señales de tu costado abierto… ¡hoy no tengo más que el hueco que dejó tu mirada!… y por esta herida se derrama toda el agua que quise inútilmente asegurarme y que nunca me ha faltado porque mana para yo también crucificarme… la #rosasinporqué reina sobre todas las flores con la hermosura de la gratuidad y la gratitud… ¿te has dejado conquistar el corazón y la vida?, ¿vives sirviendo a tus hermanos y a la vida?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 25,31-46)…