… ¡tantas maravillas acontecen, aunque todavía pasajeras!… debes aprender a descubrirlas y a verlas… y, luego, a gozarlas también… ¿te has detenido ante la majestad de una montaña y percibido su silencio, su presencia?, ¿has prestado atención al lenguaje del mar?, ¿te ha sorprendido la hondura y la hermosura del misterio de tus hermanos?… se ha perdido el rumbo porque todo lo que «se hace» es para sacar este o aquel provecho… tan utilitarios y, al final, con las manos vacías y el corazón siempre «descorazonado»… pretendiendo no sé qué ideales y lejos de lo más real, profundo y cercano al fin… te escapas, ilusionado, con lo que no se graba en tu alma… el alma halla su correspondencia en lo bello, porque ella misma es bella… detente ante esa luz que la gratuidad enciende… ya estás muy lejos de tu viejo punto de partida y no hay «estaciones» intermedias… no, ¡no las hay!… ahora, más pronto que ligero, resplandecen nuevas auroras preñadas de esperanza, ¡y esto es muy bueno!… no midas más «espacios», que todo pasa… el destino final ya abre sus puertas, ¡alégrate!… la #rosasinporqué pondera las cosas en su inexorable contingencia pero, aunque se acaben, desde la gratuidad las disfruta y celebra… ¿eres consciente que un día “no quedará piedra sobre piedra”?, ¿cómo vives la contingencia de la cosas y acontecimientos?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 21, 5-9)…