… si llevas el acorde de la gratuidad en el corazón, llevas la vida contigo… ahora, detente, disfruta por un momento de tanta maravilla: ¡estás vivo!… ¿y los dolores?, ¿y los sufrimientos?, ¿y esas cosas de ayer que no te dejan tranquilo?… todo es escuela para la vida, todo es fuente para desear más aún… pero ¡déjate mirar por Quien te ama! que, inmediatamente, sin modo ni manera, sin tiempo, está siempre presente en tu corazón… no lo olvides: el secreto de la “inmediatez” es fuerza y sentido en tu vida, es tu vida misma… no te preocupes por las maneras, ¿manera de vivir?… es claro que te conviertes en aquello que amas y el «modo» de vivir se sigue, siempre, de ese grande amor que acaba por raptarte… pero el «amor» más grande es aquél que se recibe, que es don, que te es dado y participado… el amor que se te da es el mismo Espíritu Santo, y lo que se sigue es inefable… la ausencia sensible del Señor es y comporta la apertura a su Presencia… esto es Vida y Vida verdadera… no es un «modo» de vida, ¡es la misma Vida!… así, pues, la apertura de tu corazón no conoce fronteras… la #rosasinporqué no vive pendiente de las maneras de vivir, la gratuidad la configura sin más con el amor que la rapta y enamora… ¿vives o sobrevives?, ¿te dejas raptar por el amor que es vida?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 20,27-38)…