Servir con el corazón es caer en tierra

… servir con el corazón es caer en tierra y ser fecundo, es salir de si mismo renunciando a uno, es dar belleza al rostro cuando es tiempo de estar con el otro, es aguardar en la brecha lo que en llegar no tiene apuro, es tomar la santidad no como prenda o como un lujo… servir con el corazón es dejar de golpear la cabeza contra aquello que se opuso, es no vivir de la nobleza de aquello que se tuvo, es conocer la grandeza de lo pequeño que está oculto… servir con el corazón es sentir que el alma se estremece al dejar lo que era suyo, es acabar de reprocharse uno por lo mucho que quizás no pudo y aprender a dar las gracias por lo poco que allí en sus propias manos cupo… servir con el corazón es saber estar en paz con todo el mundo, es entender que los inviernos no son largos sino duros, es aprender en los otoños a soltar lo que antes por un tiempo se retuvo… servir con el corazón es vaciar las alforjas sin guardarse ni un mendrugo, es entregar la posta al que le toca el turno, es devolverle a Dios en perla lo que su amor en grano puso… la “rosa sin porqué” ofrece su belleza como servicio incondicional a la gratuidad… ¿vives con actitud de servicio tu autoridad o eres un mandamás?, ¿es el servicio el formato de tu entrega?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 20,20-28)…