… seguir a Jesús es mucho más que un irrelevante e irreverente “¡me gusta!”… irrelevante: porque el gusto fluctúa egoístamente irresponsable… irreverente: porque te aíslas en el gusto que te gusta… en el seguimiento a Jesús no basta un “¡me gusta!” porque Él no busca engrosar una lista de seguidores con un simpatizante más… Jesús te anima a dar respuestas que empiezan en tu corazón pero pasan por tu cabeza, para que vayas más allá… “me inquieta”, “me comprometo”, “quiero”… el seguimiento no es un sentimiento, aunque se siente… las respuestas sinceras de seguimiento pasan por el deseo profundo de parecerse a Él, de imitarle en sus modos, en cómo se relaciona, cómo mira la realidad y la afronta, qué dice, cómo ama, cómo entiende la justicia, cómo apuesta por cada persona, cómo se relaciona con Dios su Padre… seguir a Jesús no es algo evidente, que te surja de manera natural… responder a Su invitación pasa por conocerlo, saber Quien es, desear quedarte con Él y no solo por un rato… es necesaria la formación de tu mente y de tu corazón, en el entendimiento y en la caridad… orar, leer, estudiar, acudir a charlas, realizar cursos, ponerte al servicio… exponerte, arriesgarte, jugarte, siendo cada momento una oportunidad… conocer para amar, amar para seguir… sin enamoramiento todo seguimiento es frío cumplimiento o aguado maquillaje… la #rosasinporqué sigue gratuitamente a la gratuidad, por eso vive enamorada… ¿en qué consiste tu seguimiento del Señor?, ¿relativizas toda opción por un “¡me gusta!” o un “¡no me gusta!”?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 8,18-22)…