… ¡se han acumulado tantas cosas!, ¡y también las hay nuevas!… esto te parece cuando vuelves tu mirada hacia lo que pasó, hacia lo que pudo pasar y hacia lo que pueda venir también… ¡tantos intentos y, cómo no, tantos logros!… pero, semejante conjunto ¿qué significa, qué sentido tiene?… durante mucho tiempo te empeñaste en tal trabajo que, muy luego, debiste dejar… en otras ocasiones te ilusionaste con emprender varias cosas: algunas resultaron y otras no… ¿entonces?, ¿qué es todo eso?, ¿simplemente «lo que pasó»?, ¿se trata de enormes pilas de ladrillos que yacen ahí nomás, al paso de los caminos?… ahora bien, ¿por qué no construir con esos «disparatados» ladrillos?, ¿no puedes descubrir un sentido unitario y coherente a ese conjunto que parece no lograr ninguna síntesis, así en fracciones o en pedazos separados?… si recibes una luz «unificante» puedes dar sentido a todo, porque todo -de algún modo- ha partido y sigue brotando de tu corazón… la historia es una, integrada por «armonías», es una sinfonía de singular belleza si aprendes a leer y a enderezar… todo tiene un sentido y nada se pierde ni se disuelve, aún lo que menos sospechas… todo posee un valor, aún lo que no entra en las perspectivas de quienes se consideran sabihondos o mandones… la #rosasinporqué sabe que en el valle secreto de la gratuidad todo converge y se armoniza, allí todo es canto y perspectiva luminosa… ¿buscas un sentido unificante al tapiz de tu vida?, ¿dejas que la gratuidad de escuchar con humildad te lleve a hacer vida lo que escuchas?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 11,27-28)…