Sal de tu escondite y mira más allá, o más acá

… sal de tu escondite y mira más allá, o más acá… no permitas que tus preocupaciones te encadenen a la amargura, ni que tus sufrimientos impidan la sonrisa de tu corazón, ni que tus limitaciones ensombrezcan tus mañanas… que la dicha, la felicidad, no depende de lo que te pasa o de lo que posees, sino de la capacidad de dar las gracias por todo… sal, pues, a pesar del mal tiempo… dicen que hay tormenta, otros afirman que, en cambio, no la hay… con tormenta o sin ella, apurado o no por tantas cosas y por las sandeces del momento, atrévete a hacer felices a los tuyos y, entonces, serás feliz… mira, detente un poco, mira, mira esas flores en el jardín… si eres amigo de la tierra que pisas, serás dueño del sendero que trazas… considérate feliz de tener el cielo por techo, del aire que se te brinda a cada instante, del suelo bendito que te sostiene… vas de camino, cada día una nueva acción de gracias… sí, cada día y cada vez… ¡éste es tu jardín!… descubre la fuente de agua viva que brota en su centro, ¡donde siempre la gratuidad florece!… la #rosasinporqué descubre la dicha, la felicidad, en todo momento sin depender del estado del tiempo porque vive de la gratuidad… ¿eres feliz?, ¿haces felices a los tuyos?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 6,20-26)…