… es posible que añadas errores con tus pasos, un tropezón aquí y otro más allá… tal vez te desilusionas de ti mismo, y ya te das por derrotado… sin embargo tu condición de pecador vulnerable te recuerda, a cada instante, a cada paso, la urgencia de renovar, sin temor, el abandono y la confianza en Dios y no en tus aciertos… no prestes atención a quienes se endurecen manifestando un poder falso… porque el hombre se juzga poderoso presionando aquí y allá, creyendo disponer de mucho cuando no puede nada… en suma: deja y abandona «criterios» y «pensamientos postizos»… los sanos no son tan sanos, y los enfermos no están tan enfermos… nada de todo ello, nada de lo que se dice ha de llegar a tu morada interior y quitarte la paz… la paz y el silencio que se experimentan en ese desierto «más que desierto», donde nadie puede penetrar porque no sabe muy bien dónde está… más allá pues de lo que «dicen y digan», tú sigue el camino de la gratuidad que te llamó… la #rosasinporqué no es arrogante ni soberbia, se sabe pequeña y por eso no presume de su belleza que recibe de la gratuidad… ¿te cuesta reconocerte pecador y te avergüenza y escandaliza?, ¿te crees mejor que los demás y lo evidencias con altanería?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 5,27-32)…