Pareciera que en el “mundo líquido” sólo tenemos una opción

… pareciera que en el “mundo líquido” sólo tenemos una opción: aprender a “caminar sobre las aguas”… pero, Señor, ¡nadie camina sobre las aguas!… con viento en contra, pretendemos avanzar hacia la otra orilla, y siempre nuestro esfuerzo nos deja en la misma ola… además, la cerrazón de la noche, sumada a la ausencia de tu Presencia y el cansancio, despiertan con miedo visceral a fantasmas y peleas… así estamos, Señor, otra vez, respirando en esta pandemia la cultura que nos envuelve a todos, el oxígeno que nos da vida y los virus que nos matan… bebemos las relaciones que llegan a nuestro rostro, la sonrisa que nos hidrata y las bacterias que nos minan… debemos cuidarnos, pero no aguantamos andar por la calle con una máscara en la cara que nos aísla y encierra filtrando cantos y besos… no podemos confinarnos al vacío de la soledad y de la asepsia, donde no hay vida ni muerte luchando por el mañana… debemos aprender a orar con las noches, las olas y el viento en contra… debemos acogerte en nuestra barca y no intentar caminar sobre las aguas, debemos vivir el milagro de tu Presencia entre nosotros y no reclamar payasadas… la #rosasinporqué no reclama intervenciones milagrosas, aprende desde la gratuidad a enfrentar la adversidad con serenidad y confianza… ¿estás aprendiendo a orar con la noche, el viento y las olas?, ¿aceptas la adversidad con serenidad y confianza?.. (con el Evangelio de hoy, san Mateo 14,22-36)…