En ocasiones, repetidas con no poca frecuencia, lamentas detenimientos y fracasos

… en ocasiones, repetidas con no poca frecuencia, lamentas detenimientos y fracasos… esto es: ¡lo lamentas!… la experiencia de los límites te hace retroceder o te detiene, tal vez en un lugar no deseado… pero el hecho es ese: te detienes y un vago sentimiento de frustración no te deja en paz… y esto es así porque no acabas de convencerte que tu vida no consiste en los éxitos o en el aplauso estridente y que tu vida es gratuidad… ¡y nada hay tan fecundo como la gratuidad!… ¡anímate a perder!, ¿te animas a perder?… anímate a pasar de largo, a no detenerte en las necedades de triunfadores y triunferos… no desfiles ante los ojos atónitos de los que todo olvidan… deja, deja las cosas allí donde están… que no irán a buscarte o a pedirte lo que tú piensas que posee algún valor… lo que juzgas bueno será siempre tenido por carente de «interés»… deja y sigue, que no hay métodos para protegerte de lo mediocres… no dudes de la gratuidad, los errores te servirán para aprender no poco… sigue y confía, aunque pocos -o nadie- te acompañe si los invitas a perder… ¿qué más da?… la #rosasinporqué no vive pendiente de los éxitos o de los fracasos, la gratuidad la hace inmune a la tilinguería… ¿hacia dónde se encamina el desenlace de tu vida con las decisiones que tomas?, ¿puedes compartir tu suerte con los que amas y te aman?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 9,43b-45)…