Obsesionados por el éxito muchos dejan de ser fecundos en sus vidas

… obsesionados por el éxito muchos dejan de ser fecundos en sus vidas… las miradas profundas escasean, no abundan las personas que miren a los ojos, que escuchen sin interrumpir o que digan justo aquello que más enriquece y edifique… urge, pues, que abras tus ojos, con audacia y ternura, y esparzas ese aroma y fuego por donde tus pasos desplieguen su ritmo… en medio de tantos que carecen de lo necesario, hay quienes están apoltronados en el frenético tren del consumo, la superficialidad de la imagen y la exuberancia del poseer… son máscaras que van y vienen: seres plásticos, líquidos y efímeros… se hace legítimo, hoy día, que el socialmente aceptado es el que más superficial sea, desinteresado, desencarnado, apático, soberbio, codicioso, falso, arribista, lobista… desfilan cuerpos desteñidos de tanto maquillaje, y muchos son esclavos del laberinto sin salida de la exposición mediática… pareciera que “esas” sensibilidades están cautivas, viciadas, adormiladas por el bombardeo sórdido de los nuevos usureros, “productores de felicidad”… la gratuidad te debe llevar a contracorriente de esta cultura de codicia, despilfarro, egoísmo, frialdad y lujos… no seas exitoso, ¡sé fecundo!… el exitoso derrocha, el fecundo ayuna, sólo así los frutos del amor permanecen… la #rosasinporqué ayuna para ser fecunda, así la gratuidad le permite ser feliz en los momentos de escasez… ¿ayunas para que tu corazón se libere del egoísmo y de la soberbia o ayunas para sentirte bien?, ¿vives pendiente del “me gusta” de las redes sociales?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 5,33-39)…