No es para mí ni por mí

… no es para mí ni por mí, Señor, que no tengo fe, ni nombre tengo… soy sólo una madre que ama el fruto de sus entrañas, que no soporta que su hija sufra y esté desquiciada… ¡mírala a ella, Señor, no a mí, que no soy digna!… no es éste, mi deseo que te suplica, un capricho fugaz como rabia de niño, ni un antojo esporádico de mis necesidades viscerales… he visto y he escuchado que amas la vida y que atiendes a los enfermos y los sanas… al verte pasar por mis caminos, Señor, se despertó en mí un deseo con raíces más hondas, con un destino más extenso que mis contornos singulares, más duradero que mis días contables… ¡el deseo de tu Reino en mi familia!… ahora, que me has devuelto la vida en la vida de mi hija, me doy cuenta de ese único deseo que orquesta en armonía mis necesidades, que es un fuego inextinguible que Tú alientas cada día, intenso como una llamarada, o apacible como brasa entre cenizas… cuando es mío tu Deseo, cuando es Tuyo mi deseo, cuando es nuestro y único el deseo, ya se encuentran el Cielo con la tierra, tu eternidad sin cuentas y mi tiempo tan medido… y sigo alimentándome de migajas, ¡y me alcanzan!, porque sigo sabiéndome indigna… la #rosasinporqué ama intensamente la vida y la gratuidad la ayuda a desearla, suplicarla, buscarla y recibirla… ¿cuáles y cómo son tus deseos?, ¿perseveras en lo que deseas y buscas?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 15,21-28)…