Soñador enternecido con paterna vulnerabilidad que te deshaces en abrazos con tu amada esposa y tu amado Hijo. Te pido no dejar de abrazar la vida de los más vulnerables, de los más pequeños, de más indefensos, aun conociendo la fragilidad y la limitación de mis brazos. ¡Que no les falte a los niños el abrazo de sus papás! Que mis abrazos no ahoguen ni esclavicen, sino que defiendan y promuevan la vida. Te pido la gracia de amar abrazando y de abrazar amando. Te pido la gracia, además, de dejarme yo también abrazar.
Amén.