Corazón de mi padre y señor, San José, a ti recurro lleno de confianza filial ya que con insistencia te he pedido me adoptaras como hijo tuyo, para que haciendo las veces de padre, me cuides, eduques y proveas como lo hiciste en el portal de Belén, en el exilio de Egipto, en el hogar, en el taller y en las calles de Nazaret, con Jesús, el Hijo de Dios y el Hijo de tu bella y humilde esposa, la Virgen María.
Buen José, tu corazón es un corazón de padre: ¡enséñame a ser padre, a ser testigo de la paternidad de Dios! Tu corazón es justo y fiel: ¡muéstrame la justicia que da el paso de la misericordia, muéstrame la fidelidad apasionada del que vive enamorado! Tu corazón es cariñoso y exigente: ¡que nunca me falte la ternura que acaricia y comprende, ni la exigencia que estimula y desafía! Tu corazón es humilde y paciente: ¡que disfrute que los otros sean siempre primeros y que permanezca sereno en las pruebas y dificultades! Tu corazón es silencioso y alegre: ¡que conozca el silencio que acoge fecundante la voluntad de Dios y la vive con regocijo contagioso! Tu corazón es providente: ¡que mi pobre corazón sea providencia del Padre eterno para mis hermanitos los niños, los jóvenes y las familias! Tu corazón es todo entero de tu linda esposa: ¡que igual lo sea el mío para Ella y para la Iglesia!
Amén.