Me ilusioné un día

… me ilusioné un día, al ver que multiplicabas los panes, y pensé que nunca más hambre habría… te vi curar todo tipo de dolencia, y creí que no habría más enfermedad… escuché con atención tus palabras, y supuse que toda contienda y guerra acabarían… me prometiste todo, la perfección, la felicidad, la santidad, y considere nada dejarlo todo y te seguí sin más… pero siguen las hambrunas, las enfermedades y las peleas, y sigo siendo tan imperfecto y pecador… puedo decir que soy feliz, eso sí, pero veo a tantos sufrir… y aquí está la diferencia, mi Maestro y Señor… ya no me importa ser imperfecto y me duele ser pecador no por mí, sino, por ofenderte a Ti y a los demás… y ya no me interesa ser feliz si no son felices los demás… me enseñaste que existen las derrotas, y que debo presentar batalla, consciente de que iré de fracaso en fracaso hasta la victoria final… la invitación que me hiciste, y yo no la entendía, era a estar Contigo y con mis hermanos, disfrutar que en el camino siempre estás… si hoy me preguntan qué quiero, no dudo en afirmar “nada más que estar Contigo y vivir el regalo de mis hermanos que ya no son los demás”… por eso, ¿a quién iría si al faltarme Tu yo moriría?… la #rosasinporqué es inmensamente feliz, sabe muy bien que no puede vivir sin la gratuidad… ¿a quién vas para encontrarlo todo?, ¿sigues buscando a pesar de las derrotas o fracasos?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 6,60-69)…