… la acción más noble del amor no es amar, sino dar la vida… el verbo del amor es desvivirse… extraña paradoja que no necesita explicación, sino que te enamoraren… ¿dónde estás ahora?… estás donde reposa tu corazón… quizá temes hallarte, ¡tantas veces!, donde no quieres… y, sin embargo, ¡eso es imposible! porque «más está el alma donde ama que donde anima»… estás allí donde quieres y tu corazón elige… allí mismo, es donde amas, donde está tu reposo y tu predilección… las ofertas de amores de ocasión no sirven, no existe supermercado donde encuentres a la amada, al amado… si quieres amar en serio no hagas un curso ni te anotes en charlas de autoayuda, desvívete… deja que tu corazón se gaste y desgaste, y no temas enfermarte por amar sin medida… que la única enfermedad mortal del corazón es la esclerocardía, se enferma del corazón el mezquino, el interesado, el egoísta… renuévate cada mañana con la gratuidad, que es la fuente del desvivirse… permanece firme donde está tu verdadero bien y no te dejes arrastrar por las formas… estás donde se halla tu corazón y donde tu alma desea… desea estar “allí” y llegarás en un instante al punto maravilloso que descubre la juventud de tu alma… la #rosasinporqué no publicita su amor, se desvive gratuitamente cada mañana y todos se dan cuenta… ¿te desvives por quienes tanto amas?, ¿condicionas tu entrega a la obtención de respuestas y resultados?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 8, 34 – 9,1)…