… hay quien piensa que eres más libre de joven, cuando tienes menos preocupaciones, menos responsabilidades, cuando aún disfrutas del equilibrio entre el niño que ya no lo es, y va ganando autonomía, y el adulto que aún no ha llegado, por lo que te puedes refugiar en que aún estás decidiendo, eligiendo, creciendo y formándote… después empiezan a llegar las decisiones concretas, los compromisos, que a veces tocará vivir como alianza y otras veces como atadura, el tiempo empieza a estrecharse, y los años, que antes te parecían eternos, vuelan… quizás en ese momento pasas por un tiempo en el que añoras, y hasta envidias, cuando la ves en otros, esa otra libertad liviana y despreocupada… pero la verdadera libertad está aún adelante, se va conquistando a lo largo de la vida… es ir aceptando y venciendo en las luchas que te toca afrontar: con Dios, contigo mismo, con los otros… es aprender a bailar con las limitaciones propias y ajenas, sin drama ni indiferencia… es ir despojando de capas innecesarias la vida, aprendiendo a ver la belleza sin quedar cegado por brillos efímeros… es valorar lo que tienes, con la perspectiva de un mundo donde tantas necesidades hay, y aprender a compartirlo… es descubrir el tesoro, es encontrar la perla, es tu misión y volcarte todo entero en ella… quizás, hasta la última hora, nunca serás enteramente libre, pero estás en camino… la #rosasinporqué encontró el tesoro escondido y la perla más fina en la gratuidad que le permite no estar atada ni soldada a nada para vivir con libertad de corazón… ¿qué es la libertad para ti?, ¿cómo has vivido la libertad en las distintas etapas de tu vida?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 13,44-46)…