Hay momentos en que experimentas como “un nudo en la garganta”

… hay momentos en que experimentas como “un nudo en la garganta”, se te dificulta la respiración… y, no sabes por qué, pero tu ojos empiezan a lagrimear dolores, preocupaciones, adversidades, soledades, incomprensiones… una tristeza empieza a nublar tu rostro y, pareciera, que nada tiene sentido… te dan ganas de gritar, pero no puedes… necesitas unos ojos que te miren, unos labios que te nombren, unos brazos que te abracen, un corazón sobre el cual recostarte y descansar y esperar a que todo pase… las contradicciones se multiplican desaforadamente, empujando las unas a las otras sin orden ni concierto… ese «nudo» es miedo, miedo a que no haya más mañana… esa “angustia”, ese “nudo”, no da tregua y te confunde y dispersa, te atonta más de lo que ya estás… nunca deja el tonto de tontear, por ese deja esas tonterías de ver cómo te sientes y dedícate a sembrar esperanza en la aridez que descubres a tu alrededor… deja de pintar peligros imaginarios y fantasías con las que crees mantenerte de pie… olvida tus dudas y lánzate valiente, que el Señor te tiene aparejado un destino mejor que tus prevenciones y vacilaciones… la #rosasinporqué vence la angustia desde la gratuidad, sembrando sonrisas de esperanza… ¿qué haces cuando se te anuda la garganta?, ¿cómo ayudas a los que están angustiados?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 5,1-20)…