… ¿hablar con Dios?, ¿es posible?, ¿qué lenguaje existe entre el Creador y la creatura?, ¿qué lengua une al Padre con sus hijos?… llenaba mis inseguridades, dudas y miedos, de rezos, hasta intentaba mediar sin medios… es que rezaba, pero no oraba… movía los labios, pero no movía el corazón… donde acaba el ruido y empieza el silencio, donde terminan los caminos y empiezan las preguntas, cerca de los pastores y bajo las estrellas, en el calor de una madre y en el frío del invierno, viniendo de la eternidad y gestándose en el tiempo, Salvación poderosa para todos en una fragilidad recién nacida, Liberador de todos los yugos atado a un edicto del Imperio, rebajado hasta un pesebre de animales El que a todos eleva hasta los cielos, nació la Oración, el Hijo del Padre, Jesús, el hijo de María y de José… sólo abajo, en el lloriqueo y en el llanto, está el Señor del mundo que nosotros soñamos en lo alto… aquí se ve la grandeza de Dios contemplando la humildad de este Pequeño… aquí está la lógica de Dios, rompiendo el discurso de los sabios… aquí ya está toda la “conversación” de los hijos con el Padre, de la creatura con el Creador… la #rosasinporqué mueve el corazón desde la gratuidad y se comunica con su Creador y Hacedor… ¿rezas u oras?, ¿eres intermitente con la respiración de la oración?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 11,1-4)…