… estar perdido, no saber dónde se está… ignorar de dónde se viene ni adónde se tiene que ir… caminar sin rumbo, sin norte, deambular… vidas extraviadas, no encaminadas… vivir, ¿por qué?… vivir, ¿para qué?… sobrevivir, tal vez… pero de nuevo, ¿por qué?, ¿para qué?… mirar y no ver, gustar y no saborear, oír y no escuchar, experimentar y no sentir… y gana el más fuerte, el que llega primero, el que trampea… familias de un de repente, país sin identidad, religiosidad sin Dios… ambiciones carnívoras, competencias desleales, partidismos ideologizados, fanatismos religiosos… devastación, guerra… estar perdido es terrible, y estar perdido y pretender conducir a otros es infernal o demencial… sin embargo, ¡tantas maravillas acontecen!… pero hay que aprender a descubrirlas y a verlas… y, luego, a gozarlas y compartirlas también… hoy hemos perdido el rumbo porque todo lo que «se hace» es para sacar este o aquel provecho… tan utilitarios y, al final, con las manos vacías y el corazón siempre «descorazonado»… por allí, nunca por aquí… pretendiendo no sé qué y lejos de lo más real, profundo y cercano al origen y al fin, que es siempre la gratuidad… la #rosasinporqué no anda perdida ni extraviada, gracias a la gratuidad conoce de dónde viene y adónde va… ¿de dónde vienes y adónde vas?, ¿cuál es tu brújula o GPS en la vida?… (con el Evangelio de hoy, san Mateo 10,1-7)…