… es frecuente que aguardes algún consuelo luego de los momentos de prueba… y, es frecuente también, que no recibas eso que, precisamente, esperabas… la desilusión es fuerte y te deja un tanto detenido, preguntádote una y otra vez acerca de tantas cosas… pero el “silencio” y la “ausencia” te están diciendo algo, te están diciendo mucho, te están susurrando mucho más de cuanto pudieras soñar… trata de ver en el silencio, en lo aparentemente ausente, una especie de «plenitud» que te da la noticia de la asombrosa fecundidad de tu vida… que no se identifica con nada, y que nada ni nadie te puede arrebatar… “deseo” y “espera” no son «vacío»… cuando amas gratuitamente “deseas” y “esperas” que quienes amas crezcan y estén mejor que ti, aunque tu tengas que menguar… la #rosasinporqué empequeñece siempre que ama, para que así puedan gratuitamente crecer los otros que tanto ama… ¿temes menguar aunque crezcan quienes amas?, ¿crecen los tuyos o crecen tus cosas y tú mismo a costa de ellos?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 3,22-30)…