Él habita en ti, tú eres Su ‘hogar’, Su ‘casa de oración’

… “caminante peregrino”, prosigue y abre tu corazón… permanece, permanece… vela, con Él, una hora… es decir, ¡siempre!… Él habita en ti, tú eres Su “hogar”, Su “casa de oración”… el camino es silencio… no consideres que, por ello, sigues a tientas… continúa, simplemente… si eres perseverante, a pesar de las dificultades o de los detenimientos, comprobarás en tu corazón la delicia de Su Presencia, la hondura del Silencio…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, recuerda, que eres hijo de “un” Silencio que ha ascendido desde donde no puedes enterarte bien, pero del cual ya tienes suficiente noticia… has descubierto la paz en la confianza de que allí, en ese instante, ya no eres tú quien obra… sino Aquél a quien has abierto las puertas del corazón… Silencio y Presencia… una sola realidad para ti ahora…

…. no puedes prescindir de la Presencia, ¡estás en Ella!… ahora, ésta Presencia inefable, causa y garantiza el Silencio y lo sostiene como Su Lenguaje para ti… ya no dudes, ¡Él está aquí!… no es necesario que te esfuerces, ni que te embarques en otro camino que no sea la simplicidad o la conciencia de la inmediatez, que no se define…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, gozas de la Presencia que te habita… no mercadees con Ella ni hagas de tu ermita interior una cueva de ladrones… ya dirás, con los santos, “no digo nada, lo amo”… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Lucas 19,45-48: “… mi casa será una casa de oración… ”)…