El amor no se adquiere ni se compra

… el amor no se adquiere ni se compra, has de aceptarlo… aprende a vivir con suma sencillez en la inmensidad de la gratuidad… no es necesario que asistas a ninguna charla, que estudies algo, o que rindas un examen… ni que acudas a recibir premios necios, ni que te veas rodeado de mirones impertinentes… si alguien se entromete, déjalo pasar, y nada más… acoge, descubre la sonrisa inefable entre la Madre y su Hijo, entre Jesús y María… quédate allí, aquí, un instante, aunque estés en una “camilla”… lo más profundo “es” adentro, “está” en lo que ofreces y compartes… puedes alegrarte a pesar de tus penurias, porque nada ni nadie te aleja de esta maravilla, que es tu participación en la gratuidad… no te agites ni procures indebidamente cosa alguna, déjate llevar por esa brisa de amor inefable… quizá algunos “pensamientos” acudan a perturbar precisamente en este momento, pues nada, no te identifiques con ellos… en los sufrimientos “hay” aperturas, espacios, grietas… vuélvete y pasa “más allá” y “a través”, sírvete de tu “camilla” para ver al Señor… no te sorprendas de situaciones o sucesos desagradables, no temas las tinieblas… allí está el Señor, de camino hacia ti, confía y espera, Él no falla… la #rosasinporqué busca y encuentra la gratuidad, arraigada en ella sonríe y no desespera… ¿qué cosas no puedas adquirir ni comprar sino sólo recibir y aceptar?, ¿cuál es tu “camilla”?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 6,53-56)…