… ¡cuántas veces vas, o haces las cosas, a las apuradas porque quieres terminar!… terminar para ¡volver a empezar!… quisieras llenar uno u otro vacío, conquistar una posición, un lugar, hacerte valer… parece que esto es muy importante… quisieras «valer», ganar, en una eterna competencia, un nombre… aquí se presenta una cuestión muy del hombre de hoy: «¿quién soy?»… eres quien te mira y ama… eres tus sueños, tu familia, tus amigos, tu Comunidad, tus alegrías y penas, eres el hombre desconocido que se cruza en tu camino… ¿cuál es, entonces, la urgencia de esos «trabajos»?, ¿ser «otro», diferente?… San Pablo decía «mi vida está escondida con Cristo en Dios»… que está escondida significa que está propiamente en Él, que es Él… y lo parafraseo: “tu vida está escondida con Cristo en Dios y en quienes te miran y aman”… ¿qué más quieres?… ¿títulos, competencias ganadas, aplausos, saber ahora lo que no sabes ni supiste ayer, uno o dos premios?… ¡quédate en el silencio de tu nuevo nacimiento!… ¡nazca siempre el Verbo y los otros en tu corazón!… ¡conviértete!, deja de correr y disfruta de lo que tienes en el paisaje infinito de tu interior!… la #rosasinporqué disfruta de cada momento de la vida, la gratuidad le impide andar a las corridas… ¿andas a las corridas para terminar y volver a empezar?, ¿disfrutas, convertido, de cada momento?… (con el Evangelio de hoy, en la fiesta de la Conversión de San Pablo, San Marcos 16,1518)…