Todo es gracia, pero nada es gratis

… todo es gracia, pero nada es gratis… nunca dejes de agradecer… nada más ingrato y perverso que la ingratitud, que la desconsideración arrogante ante tanto don recibido… la «realidad» sólo la adivinas en el maravilloso espejo de la gratuidad… tu ojo te regala una visión que tiene horizonte, un cielo que te cubre, mares y montañas… pero los “rostros de tus hermanos” esconden secretos inagotables, y necesitas de otros “ojos”… pues bien, la naturaleza, aquél espacio, noche y día, esplendores y nublados, te brinda, espejándote, algo de ese “secreto de los rostros”… nunca pudieras “ver” si no hallaras la «miniatura de esos rostros» en la inmensidad de esos valles y sierras… esos “rostros de tus hermanos” son el templo de Dios, aún escondido… “Señor, gracias por estar y ser tan cerca, con tanta inmediatez e intimidad en mi corazón… no puedo decirlo ahora ni de otra manera… ¡gracias!… eres Tú, desde luego, y en qué modo, sin modo ni manera… cuya Presencia se intensifica y se hace, en cada momento, un perpetuo y eterno Don en el rostro de mis hermanos…”… la #rosasinporqué es agradecida por tantos rostros que le permiten descubrir el valor inapreciable de la gratuidad… ¿eres realmente agradecido con gestos, palabras y actitudes?, ¿has descubierto el templo del rostro de tus hermanos?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 10,13-16)…