Sabes que existe, pero no le das importancia

… sabes que existe, pero no le das importancia… no le das importancia porque otras cosas ocupan tu vida y tu corazón… no es que desconozcas su sufrimiento, sino que sigues en lo tuyo y te resulta indiferente… todos los días lo tienes tirado afuera, en la puerta de tu casa, pero tu vives para adentro… no es que vivas banqueteando, pero estás tristemente apoltronado con el celular en la mano… eres capaz de conmoverte por las ballenas, pero no se te mueve un pelo por el pobre de tu barrio, de tu cuadra… te sumas a todas las campañas por el medio ambiente, pero de la ecología humana ni ahí… algo realmente te está pasando, y si no te das cuenta, pide ayuda, porque tanta desconexión con la realidad, tanta incoherencia, pone en evidencia que tu corazón está enfermo… pueden, tal vez, parecerte duras estás palabras, sin embrago la “insensibilidad social” es una pandemia que nos afecta a todos… y, aunque “resucite un muerto”, no nos convenceremos… convierte tu corazón al “rostro ignorado” de ese “pobre abandonado”, acércate al que yace tan cerca de tuyo, siéntate un rato junto a él y escúchalo, comparte con el tu oración y tu pan… deja que él te ayude a ser más humano… la #rosasinporqué todos los días se detiene a dar una mano, por la gratuidad no pasa de largo… ¿cómo se llama el pobre que yace junto a tu puerta?, ¿vives haciendo planes para ayudar pero nunca concretas nada?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 16, 19-31)…