Saber esperar

… “saber esperar” no es dejar que pase apáticamente el tiempo haciendo cualquier cosa, sino adelantar el tiempo viviendo con pasión y responsabilidad el ahora… quien “sabe esperar” no encoge el tiempo cuantificándolo con un reloj, sino que lo intensifica cualificándolo con el corazón… quien “sabe esperar” administra los tiempos y los bienes sin ser un obsesivo de los resultados… para “saber esperar” hay que ser un soñador, un enamorado o un poeta, ya que el fuego que alimenta la esperanza no se acaba aunque muchas veces parezca que no arda… ¡sueños para el soñador!, ¡amada para el enamorado!, ¡luna y estrellas para el poeta!… porque sin sueños, sin amada o amado, sin luna y sin estrellas, ¡no hay esperanza cierta sino compulsiones ciegas que manotean el mañana!… amigo, no escojas ser reflejo del sol, agua sin fuente, voz sin garganta, que te pierdes, solo, en ti… el Señor te guarda, sol es sus ojos, agua en sus manos, voz en su oído, y así te encontrarás, acompañado, con Él mismo… entonces, Él te iluminará, Él te fecundará, Él te pronunciará, y al fin te encuentras en ti… tú solo, ¿qué puede ser?, ¿qué puedes esperar?… la #rosasinporqué administra todo con responsabilidad, y la gratuidad le permite disfrutar cada momento con intensidad… ¿eres buen administrador de tus pobrezas?, ¿eres responsable y disfrutas de lo que haces?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 12,39-48)…