Cansado el cuerpo, araño cada centímetro

… cansado el cuerpo, araño cada centímetro… cansado el corazón, sediento de presencias ausentes… ¿que levante la cabeza?, ¿qué deje de arrastrar los pies y el corazón vuelva a animarse a amar y a esperar?… hoy mi herida es real en mi cuerpo y en mi espíritu… hoy mi herida quiere invadirme, llenar mi corazón de cansada pesadumbre, arrinconar y oxidarlo todo… este soy yo: ¡un herido!… acojo mi historia de intentos sin éxitos y reconozco que soy amado por Ti, Señor de la vida… con este día que amanece quiero volver mis ojos hacia el sol que se levanta, despertando los colores y rumor de pasos en todos los senderos, que la paz del alba recorra como agua viva los laberintos de mi secreto… ¡ahora!, no mañana… “ahora”, ¡amanece y recréame!, no importa el dolor que me quede… quiero unirme a Ti en la búsqueda de la vida, arriesgarme Contigo en la apuesta del camino, permanecer junto a Ti en la paciencia, sumergido… toda mi vida está dentro del nido de tus Manos, como una paloma confiada y asustada al mismo tiempo, que aguarda la hora precisa de ser lanzada al aire para que vuele, juegue y viva… empieza a volar el día, aroma de mate temprano, saludos breves y estrenados, amanecen a mis primeros pasos, ¡levanto la cabeza y el corazón!… la #rosasinporqué levanta sus pimpollos a lo alto, la gratuidad la hace incansable en la espera… ¿te reconoces un herido y un cansado que tiene que levantar la cabeza y el corazón?, ¿aguadar con ánimo al Señor que viene?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 21,20-28)…