Tienes ya tan claro lo que miras que no vas más allá de lo que ves

… tienes ya tan claro lo que miras que no vas más allá de lo que ves… uno se encuentra con personas que tratan a la vida como un regalo al que no le han quitado el envoltorio… parece como si gustaran o no “lo de dentro”, simplemente por lo que aparece “por fuera”, sin desenvolverlo… ¡hace falta atravesar los envoltorios de la vida!… cada uno sabe qué papeles de regalo tiene que romper… cada uno sabe, o debería saber, qué realidades no aborda porque así vive más cómodo… porque así puede permitirse el lujo de estar de vuelta sin haber ido… la mirada agradecida no puede achatar la realidad, ni simplificarla, ni explicarla a la primera de vuelta, ni simplemente criticarla… tu mirada agradecida necesita comprender, sorprenderse, también a veces enfadarse, acariciar, sonreír, llorar, abrazar, escuchar, también a veces gritar… ver las personas, oír lo que dicen, mirar lo que hacen… lo que te dice la realidad, cuando es contemplada de verdad es que hoy como siempre, en toda esquina, en todo pesebre de este mundo, ¡nace una oportunidad!… que hay una historia, es verdad, que Dios respeta, un orden y una “genealogía” nada caprichosa, pero que Él desea irrumpir para tu mayor bien con una sorpresa inesperada… la #rosasinporqué respeta sus raíces, de ellas vive, pero se abre y se dona agradecida cuando rompen al viento sus pimpollos en mil atrevidos y sorprendidos y sorpresivos pétalos… ¿respetas tus orígenes, tu genealogía?, ¿da lugar a los sorpresas en tu vida?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo, 1,1-17)…