… sólo quedan para algunos las “migajas” que caen de las mesas, y son los cachorros los que corren por ellas… que el pan de los hijos no falta, pero escasea… no es verdadero “ese” pan si sólo quedan saciadas las panzas y si vacía queda el alma… voy mendigando cada día “migajas” de cosas que no me terminan de llenar… y ahora, cuando llega este momento en la oración, no puedo evitar discretamente juntar mis manos en forma de petición… “… dame un trozo de pan y de paz, Señor, un trozo de alegría pequeña, unas migajas luminosas de amor… hoy he llegado hasta tu puerta, al fin cansado y pobre, para pedirte luz, para pedirte tu limosna de pan, de dicha grande de que estoy tan falto… tan mendigo de amor y convivencia al lado de otros pobres que lo ignoran u olvidan, que lo son, y que ahora suplican en mis versos… dame un trozo de sorpresa muy frágil… un cestita de paz y de querencia para volver de nuevo por mis pasos, e irles repartiendo a mis hermanos pan y amor y alegría, para poder juntos encontrarte…”… la #rosasinporqué se alimenta de las migajas de la gratuidad, por eso multiplica gestos de acogida en abrazos y caricias… ¿sólo buscas saciar tu panza sin alimentar tu alma?, ¿cuidas de no desperdiciar la migajas ya que con ellas otros se alimentan?… (con el Evangelio de hoy, san Mateo 15,21-28)…