Se podría decir que cada “creyente” se parece mucho al “dios” al cual le “reza”

… se podría decir que cada “creyente” se parece mucho al “dios” al cual le “reza”… de hecho, a dios-juez, creyente-juez; a dios-castigador, creyente-castigador; a dios-permisivo, creyente laxo; a dios-ley, creyente-legislador; a dios-mágico, creyente-iluso; a dios-templo, creyente-sacristía; a dios-sacerdote, creyente-clericalista; a dios-sacrificio, creyente-negociante; a dios-obsesivo sexual, creyente-reprimido; a dios-culposo, creyente-culpógeno; a dios-triste, creyente-cara larga… ¡qué panteón, Dios mío!… pero qué distinto es un “creyente” alegre, fecundo, audaz, servidor, orante, amigos de todos especialmente de los pobres y humildes, libre de estructuras asfixiantes y crítico de la sociedad en favor del bien común… qué lindo es conocer a un “creyente” amante de conocer más a su Dios, que no condena los errores ajenos porque reconoce su propia debilidad, que no juzga como dueño de la verdad sino que se declara buscador de ella como todos, capaz de sufrir con el que sufre y gozar desinteresadamente con quien goza, comprometido a amar a todos sin distinción, dispuesto a entregar vida por lo que cree y experimenta en el corazón propio y de su comunidad… qué lindo rezarle a un Dios que se hizo carne, débil, pequeño y es Servidor hasta “lavar los pies” a sus discípulos… la #rosasinporqué sirve desinteresadamente, cada mañana, a todos los que la reciben gratuitamente… ¿te consideras un servidor de la alegría y de la vida de los tuyos?, ¿das las gracias al fin del día por haber gastado tu vida en el servicio a los demás?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 17,7-10)…