¡Qué plenitud en “aquel” instante y qué hondura en “este” presente!

… ¡qué plenitud en “aquel” instante y qué hondura en “este” presente!… supera cualquier imaginación, cualquier sospecha… cuando descubres el secreto de la vida, de ese “nacimiento original e irrepetible”, no hay ya palabras, ni lenguaje alguno capaz de expresarlo… un pulso, una palpitación, un latido de ¿“algo”?…. no, de “¡alguien!”… ¿no hay demasiadas pruebas?, ¿de qué?, ¿para qué?, ¿cómo se puede probar lo más con lo infinitamente menos?… la vida es un don desde el mismo instante de la concepción… nada hiciste para ser invitado a la vida, no pediste permiso, nadie te consultó… recibiste la vida como una bendición, no como una maldición… y este “don” debe transformase en responsabilidad, sino se pierde, o se prostituye… ¡toda vida vale!, celébrala y agradécela, cuídala y contágiala… “¡alégrate, María!”… ¡alégrate humanidad redimida!… la #rosasinporqué celebra la vida, sabe que es un don gratuito que debe asumirse con responsabilidad… ¿viste que del 25 de marzo al 25 de diciembre hay 9 meses, el tiempo normal de gestión de un niño en el vientre materno?, ¿cómo celebras, cuidas, acompañas y valoras toda vida?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 1,26-38)…