… purifica tu mirada, recupera la visión de las realidades invisibles, esas que sólo se ven con los ojos del corazón… olvida todo lo que tenías por sólido, irrepetible y único… la gratuidad se abre camino en tu jardín interior en la misma medida en que tú te abandones a ella… no te apresures sin necesidad, no copies nada ni recurras a fotocopias… es vano soñar dormido, pero vale la pena soñar despierto… no copies, busca siempre los originales… puedes inspirarte en un paisaje, pero no pretendas poseerlo, deja que la gratuidad te posea y nada más… junto a aquella colina, allá lejos y allá cerca, hay una ermita, diminuto santuario, llena de flores… es tu jardín, sin otro perfil que no sea el que descubre tu corazón… desde allí puedes ver todo como nunca antes… ¡quédate allí, y descubre lo que no imaginas!… la #rosasinporqué ve por la gratuidad, por eso su mirada es siempre limpia y alegre… ¿ves desde adentro o sólo desde afuera?, ¿qué no ves que siempre estás como ciego?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 8,22-26)…