Pareciera, muchas veces, que todo te sobrara al mismo tiempo que todo te faltara

… pareciera, muchas veces, que todo te sobrara al mismo tiempo que todo te faltara… quizá padezcas de acumulación, o quizá se haya abierto el espacio de la conciencia… es que la costumbre es ponerle precio a todo, apreciar despreciando o despreciar apreciando, y eso ¡harta el alma!… no es sano, coherente, y mechos menos sabio, el subibaja del “a-precio” y del “des-precio”… la soberbia tiende a “apreciarse uno de más” y a “despreciar a los demás”… la humildad pone las cosas en su lugar… nunca el Señor te ha dicho: “humíllate ante Mí, dobla la cabeza, el corazón, la vida, y esparce sobre tu rostro luto y ceniza”… todo lo contrario, Él te propone: “levanta la mirada, y acoge la dignidad de hijo en toda tu estatura”… baja, pues, a las alturas de la humildad para transformar los fantasmas en presencia y los espantos en apuesta…únete al descenso de la gratuidad que eleva… no seas un orgulloso inversor de éxitos seguros, sino un sencillo servidor de las pobrezas… la #rosasinporqué no se aprecia despreciando a las demás flores, la gratuidad la hace humilde y no sabe que es tan hermosa… ¿te aprecias despreciando a los demás?, ¿sabías que el humilde no sabe que es humilde?… (con el Evangelio de hoy, san Lucas 18,9-14)…