Felices los que tienen alma de pobres

… felices los que tienen alma de pobres que necesitan de los demás… felices los pacientes que saben esperar la cosecha después de haber traspirado en la siembra… felices los afligidos que riegan con sus lágrimas húmedas lo que han sembrado con sacrificio… felices los que tienen hambre y sed de justicia que quieren el fruto de su trabajo y no planes regalados… felices los misericordiosos que se compadecen de las miserias propias y ajenas… felices los que tienen un corazón puro que no andan con dobles, secretas y arteras intenciones… felices los que trabajan por la paz que prefieren el diálogo a la confrontación… felices los perseguidos por practicar la justicia que no ceden ante el soborno, la coima y los favoritismos… Señor, ¡líbrame de la sensación seductora de la autosuficiencia!, ¡líbrame de la impaciencia histérica de los necios!, ¡líbrame de la dureza seca de los resentidos!, ¡líbrame de la sensibilidad embotada de los satisfechos!, ¡líbrame de la insensibilidad de los inmisericordiosos!, ¡líbrame de la tiranía de las posibilidades!, ¡líbrame de la paz maquillada de los pacifistas!, ¡líbrame de la tranquilidad egoísta de los indiferentes!… ¡Señor, que llore con el sufrimiento de mis hermanos, y sonría con sus alegrías!… la #rosasinporqué vive desde la normalidad de la gratuidad, y así es insobornablemente feliz… ¿eres feliz?, ¿qué situaciones abonan tu felicidad?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 4,24 – 5,12)…