¿Esperar?, ¿qué?, ¿a quién?

… ¿esperar?, ¿qué?, ¿a quién?… se plantea, muchas veces, esta pregunta en tu corazón… has, tal vez, olvidado ese “fin” que nunca es lejano… no se trata de juzgar todas las cosas como simplemente perecederas, sino tener clara conciencia de la futura transformación de todas ellas… jornada tras jornada te hallas prisionero aparentemente de un tiempo que, con signos diferentes, vuelve y vuelve… pero no es así en modo alguno… el día que esperas ya llega y ya percibes, de algún modo, sus destellos… el «día» se torna Alguien, que es el Señor del tiempo y de la historia y el sentido de toda tu vida… no esperas el resultado de planes ni el destino último de estructuras, no esperas que pase esto o aquello… no, no es eso, es infinitamente más que todo… lo cierto es que Aquello está mucho más cerca de cuanto puedas imaginar, como «cerca» está el Principio del tiempo y del espacio… ¿has pensado, alguna vez, cuán próximo eres a tu “origen”?… pues también te hallas próximo a tu “fin”… ya es la Presencia de Aquél en Quien eres, te mueves y existes… más hondo que los valles y las montañas, más inmenso que la inmensidad del mar, más alto que las estrellas y, no allí lejos, sino inmediatamente cerca… la #rosasinporqué no espera esto o aquello, sino a Aquel que está en el origen y meta de la gratuidad… ¿en qué consiste tu esperanza?, ¿por qué esperas lo que esperas?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 17, 26-37)…