El pecado esclaviza, el perdón libera

… el pecado esclaviza, el perdón libera… el perdón te devuelve la libertad, la agilidad, la soltura y la sencillez… el pecado atrofia tus movimientos, te vuelve torpe, te paraliza… ¿puedes superar tus propios lazos?, ¿puedes ir más allá de tus faltas y ataduras?… nadie puede liberarse de ciertos errores luego de adherir porfiadamente a muchos de ellos… de aquí la necesidad de los amigos que te ayuden al arrepentimiento, que te “carguen en tu camilla” y te acerquen al perdón… todo es posible a la buena voluntad y a la rectitud de la intención, a la sinceridad del corazón… todo es posible cuando pides perdón y eres perdonado… sin embargo olvidas esta dimensión de la gratuidad que es ser perdonado y perdonar… quedas perplejo ante tus reiteradas derrotas y paralizado por la desesperanza… están los que necesitan asentar sus durezas y terquedades con supuestos argumentos para seguir mandando, ¡engañan y se engañan!… son los que jamás piden perdón ni perdonan, paralíticos no pueden dejar sus camillas, necesitan que otros los lleven hasta dónde se encuentra la misericordia… la #rosasinporqué se deja llevar hasta la gratuidad y lleva a otros hacia ella, así unos y otros quedan perdonados y perdonan… ¿te dejas llevar hasta el perdón gratuito de la Misericordia?, ¿llevas a tus hermanos hasta el encuentro con la Misericordia?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 5,17-26)…