«Cierra la puerta de tu habitación»

… «cierra la puerta de tu habitación»… ¿por qué?, porque «tu Padre ve en lo secreto»… “ver en lo secreto” no es curiosear, sino respetar la intimidad de lo interior… se trata siempre de esto: ¡vive en la gratuidad profunda y permanece!… en tu entorno y en este caminar las tentaciones son muchas, pero hay “una”… se trata de esa suerte de «necesidad» de sentirte autor de obras y realizaciones de fuste, dignas de aplauso y, sobre todo, conocidas... ¡valer en esta vida!… hacer cosas y cosas que merezcan y, por ello, nunca estar en paz, porque siempre queda algo por hacer o por terminar o por añadir… nunca sientes paz porque siempre te falta algo y sufres la desazón porque nunca estas conformes contigo mismo, ni con los vecinos… aguardas que otros te reconforten y, por lo general, los demás no pueden hacerlo… ¿entonces?… de ninguna manera esto es soslayar los trabajos ni ignorar el valor de las acciones… lo que ocurre es que no vives donde estás llamados a vivir, ni aciertas a descubrir el «lugar» de la paz… no vales por lo que haces, ni por lo que eres… ¡vales por lo que amas!… vales por Quien eres conocido y amado… ¡vuelve a casa, allí se te ama incondicionalmente!… la #rosasinporqué no ostenta su belleza para provocar y seducir, sino para manifestar la gratuidad que la ama y sostiene en secreto… ¿brota tu belleza del secreto interior de tu corazón o de la vanidad exterior?, ¿reconoces que vales por quienes te conocen y aman?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 6,1-6; 16-18)…