Que tesoro encierra

… ¿qué tesoro encierra la semilla
debajo de la armadura de su cáscara?,
¿qué perla fina esconde la mirada
que, inquieta, busca otras miradas?…

… ¿existen tesoros escondidos,
existen perlas más finas,
que justifiquen dejarlo todo
para adquirirlos llenos de alegría?…

… ¿no son de aquellos cuentos infantiles
con los que se divierte la fantasía?,
¿no son quimeras de utopías
para explicar lo que no se explica?…

… hasta que no descubras ese tesoro,
hasta que no des con esa perla fina,
hasta que no encuentres esa mirada y esa sonrisa,
¡no lo sabrás, darás vueltas y dudarás!…

… los comienzos de Dios
en la historia son pequeños,
escondidos, nocturnos,
eternidad sin testigos…

… una cuna de juncos
en la corriente del Nilo,
una llama de zarza
en la soledad del desierto…

… el sí de una adolescente
en la intimidad,
un sueño para ser adivinado
en la confusión de la noche…

… una chispa luminosa
al cruzarse las miradas,
un rubor en la mejilla
al decir un nombre propio…

… tesoros y perlas increíbles
a la medida de nuestra pequeña estatura,
¡regalos escondidos de la inmensidad
que se entrega y no nos abruma!…

… ¡un Tú que dialoga y crece
en el corazón que lo acoge!,
¡respeto a lo que somos
y a todo lo que seremos!…

“… el Reino de los Cielos
se parece a un tesoro escondido en un campo;
un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder,
y lleno de alegría, vende todo lo que posee
y compra el campo…”
(Mateo 13,44)

(… la “rosa sin porqué” descubrió el tesoro escondido y encontró la perla más fina en la gratuidad… con el Evangelio de hoy, San Mateo 13,44-46…)