… ayer saliste de tu casa para ingresar a un templo con intención de orar, hoy sales de un templo para ingresar en el monasterio de tu corazón… ayer partiste hacia afuera, hoy partes hacia adentro… has hallado la montaña que se eleva “más allá”, porque descubriste que existe una “cima escondida”… ayer te hallabas en el lugar que, como tal, te parecía el propio… sin embargo tus pasos te conducían y te conducen a «otra parte», que es «más que un lugar»… saliste de donde estabas y estas “aquí y ahora”… vas de camino, portando una ermita pequeña, que custodia el mayor de los secretos… lo más pequeño lleva a lo más grande, porque te adentra en un misterio que abre siempre más tus perspectivas y supera cualquier deseo… fidelidad, pues, a la oración pequeña… una sola palabra, tal vez cargada de lágrima… no existen los supermercados de oraciones, ni los shoppings de devociones… nada de comerciar con tus necesidades y las de tus hermanos… la #rosasinporqué no negocia la gratuidad, por eso no posee un lugar o un momento especial para darse toda, “aquí y ahora” es su momento… ¿haces de la oración un negocio con el que pretendes obtener no sé qué cosas y beneficios?, ¿es tu corazón el reclinatorio en el que inclinas tu vida para orar?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 19,45-48)…