Yo esperaba otra cosa

… yo esperaba otra cosa, no ver a los niños llorar porque sus pancitas les chillan de hambre… yo esperaba otra cosa, no ver a los ancianos solos y abandonados como descarte de una sociedad que ya no los necesita… yo esperaba otra cosa, no ver a los jóvenes deambular sin mañana… yo esperaba otra cosa, no ver hacinada a mi gente bajo cuatro chapas en las barriadas y en las calles… yo esperaba otra cosa, no ver a tantos sin trabajo convertidos en dependientes del Estado… yo esperaba otra cosa, no ver a muchos nuevos fariseos que no se embarran… Señor, a quien entregué mi vida, ¡me has decepcionado!… si, ¡me has decepcionado!… con un rosario en la mano, rezo la primera decena bajo la luz de la Madre de Misericordia en la Anunciación… en estos momentos de desconcierto, su invocación de resonancia eterna, enciende la esperanza y la vida… lo sé, el Señor nunca deja de «pasar» en su inefable Silencio, ¡que siempre dice!, ¡que siempre habla!… ¿volveré a contemplar las cosas iluminadas, la maravilla del ser, la sonrisa de lo que es, en este valle de lágrimas?… entonces, recuerdo, que el “sí” de la Virgen hizo que el Verbo se embarrara… que la “aceptación” de María, alejó toda solución mágica… ¡que la Anunciación es el siembra de los sueños de Dios en la historia humana!… perdón, Señor, perdón… ¡no!, no has sido Tú quien me ha decepcionado, sino mi capricho de hacer lo que se me da la gana… la #rosasinporqué acepta que no existen soluciones mágicas, la gratuidad la pone a trabajar con esperanza y confianza… ¿qué significa en tu vida que el Verbo se haya hecho barro?, ¿vives aguardando soluciones mágicas?…. (con el Evangelio de hoy, San Lucas 1,26-38)…