¡Ya no hay malas noticias que te quiten la paz!

… “caminante peregrino”, que el Nacimiento del Redentor te abuene y sea el motivo de tu permanente alegría… ¿es posible «comprender» la hondura de tantos acontecimientos que se escapan cada día?… no es posible esa «manera» de «abarcar», que tantas veces echas de menos… no “agarres” por seguridad nada…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, sin embargo recibe de Dios lo que no alcanzas -¡qué paradoja!- porque en el Misterio… ¡que es tu vida!… puedes adivinar cuánto más grande es el patrimonio del silencio… en la Noche, llena de estrellas… «en el silencio y la esperanza están mi fortaleza» (Isaías 30,15)… ¡ya no hay malas noticias que te quiten la paz!…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, te preparas para ser inmensamente feliz durarte toda la jornada… déjate abuenar por el Nacimiento del Bueno… ¡nada ni nadie te quitará esa felicidad!… ni las adversidades, ni las incomprensiones, ni las persecuciones… tú no dejes de hacer bien el bien… y no te prives de amar a cada hermano, amigo o enemigo… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Mateo 10,17-22: “… cuídense de los hombres …”)…