Vengo a Ti, Señor

… vengo a Ti, Señor, al comenzar la jornada… cierro los ojos, junto las manos, y elevo el alma… no deseo abrumarte con tercos argumentos para que me asistas, no quiero cansarte con obsesivas oraciones para que me concedas salud para servirte… no te pido vida larga para hacer más cosas, honra para encontrar las puertas abiertas, abundantes recursos para ser más eficiente… no te pido tampoco sufrimientos, presumiendo de mis fuerzas, como si Tú necesitases una cuota de dolor para darme las cosas necesarias… yo sólo quiero pedirte lo que Tú siempre me ofreces: ¡tu amor y tu gracia!… tu amor y tu gracia que engendran vida, pero que llevan a perderla cuando se entrega toda entera… tu amor y tu gracia que me hacen amable, atento y delicado, pero provocan descalificación por no amoldarme a los intereses mezquinos… tu amor y tu gracia que fructifican la tierra con todos los bienes necesarios, pero pueden dejarme sin nada por hacerme hermano de los desheredados… vengo a Ti, Señor, para que me acaricies antes de comenzar el día… que tus ojos se posen sobre los míos, que acuda a mi trabajo sabiendo que me acompañas… ¡pon tu música en mí mientras atravieso el desierto del ruido!… yo sólo quiero pedirte tu amor y tu gracia, ¡ellas me bastan!… la #rosasinporqué es eficiente en abandono y en confianza, la gratuidad le impide calcular resultados… ¿vives pendiente de los resultados?, ¿qué cosas pides en oración al comienzo del día?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 13,18-23)…