Vas a las apuradas porque quieres terminar

… vas a las apuradas porque quieres terminar… sobre todo por ganar un nuevo mérito, prontitud, eficiencia y cosas por el estilo… quisieras llenar uno u otro vacío, conquistar un nombre, un lugar, hacerte valer… que te tengan en cuenta, quisieras «valer», ganar, sobre todo, un nombre… ¿para qué?… aquí se presenta una cuestión muy del hombre de hoy: «¿quién soy?»… ¿y si te dijera, de una vez, así no más, «nadie»?… ¿te ofenderías?… si has sido creado a imagen y semejanza de Dios, ¿dónde estás, aquí o en tu origen?, ¿quién eres, pues?… sólo eres en el que Es… entonces no eres “nadie”, eres Quien te mira y da origen, eres Quien te ama y sustenta… ¿qué más quieres?, ¿títulos, competencias ganadas, aplausos, saber ahora lo que no sabes ni supiste ayer?… eres lo que no sospechas, ni poseemos esto o aquello… tu vida sólo tiene sentido por su origen y destino… ¿hacia dónde te encaminas?… deja las pequeñeces más pequeñas, donde gimen las máscaras y seduce no sé qué poder… el hombre mediocre pretende satisfacerse jugando a ser «mandón» siendo “dueño” de cosas y personas, y es trágico y triste… ¿de qué te sirve ganar el mundo entero si pierdes tu vida?… la #rosasinporqué sabe muy bien de dónde viene y a dónde va, de la gratuidad viene y a la gratitud va… ¿vives pendiente de ganar y perder o de ser?, ¿está tu vida, y la de los tuyos, encaminada?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 9,22-25)…